CATECUMENADO 68
IMPORTA ESTAR VIGILANTES
OBJETIVO CATEQUÉTICO
* Descubrir la necesidad y el valor de la actitud evangélica de la vigilancia.
22. |Vigilantes: «...Ya está brotando, ¿no lo notáis?»:
Velar, en sentido propio, significa renunciar al sueño de la noche. De
ahí resulta para esta palabra un sentido metafórico: velar es estar
vigilante, luchar contra la pereza y la negligencia a fin de conseguir
aquello que se persigue. Para el creyente, velar es permanecer a la
escucha de la Palabra de Dios (cfr. Pr 8, 34ss). El creyente vela, a fin de
vivir en la noche, sin ser de la noche. La vigilancia es la actitud
fundamental del creyente en orden al fin de este mundo. Es su actitud
ante la «consumación» de todas las cosas, la naturaleza y la humanidad,
que comienza ya en el tiempo presente con la inauguración del Reino de
Dios: «El Reino de Dios está dentro de vosotros» (Lc 17, 21). Es preciso
permanecer atentos, pues lo verdaderamente nuevo ya está en marcha,
ya está brotando: «Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no
lo notáis?» (/Is/43/19) (26).
23. Israel, pueblo-vigía; el profeta, hombre-vigía
Israel es, por vocación, el pueblo de la escucha, de la espera, de la
vigilancia. Vive atento a todo lo que pueda manifestar la acción de
Yahvé. La Palabra de Dios señala y abre el verdadero futuro del pueblo.
Como el salmista, Israel es un pueblo-vigía (cfr. Sal 129, 6-7). En Israel,
el almendro es el símbolo de la vigilancia. Por ser el primer árbol que
echa flores, es el heraldo que anuncia la presencia de la primavera. Se
le llama vigilante. El profeta es, en la historia de la salvación, el
hombre-vigía, el primero que detecta la presencia del futuro que llega, el
heraldo que anuncia la salvación de Dios. La Escritura dedica este
poema a la figura profética del mensajero. «¡Qué hermosos son sobre
los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena
nueva, que anuncia la salvación, que dice a Sión: ¡Ya reina tu Dios! ¡Una
voz! Tus vigías alzan la voz, a una dan gritos de júbilo, porque con sus
ojos ven el retorno de Yahvé a Sión» (Is 52, 7-8) (27).
24. Dios también vela
No sólo vela el hombre, también vela Dios. La noche del éxodo, noche
que no puede ser olvidada por ningún judío, Dios veló sobre su pueblo:
«Llegada la vigilia matutina, miró Yahvé a través de la columna de fuego
y humo hacia el ejército de los egipcios, y sembró la confusión en el
ejército egipcio. Trastornó las ruedas de sus carros que no podían
avanzar, sino con gran dificultad» (Ex 14, 2425). La aventura del éxodo
ha quedado en la tradición del Antiguo Testamento como una de las
manifestaciones más brillantes de la vigilancia de Dios sobre su pueblo.
Como se le dice al profeta Jeremías, Dios es también como el almendro;
permanece atento al cumplimiento de su Palabra en medio de la historia
humana: «Recibí esta palabra del Señor: ¿Qué ves, Jeremías?
Respondí: Veo una rama de almendro. El Señor me dijo: Bien visto,
porque yo velo para cumplir mi palabra» (Jr 1,11 -12) (28).
25. Vigilancia, esperanza y fe
Israel vigila, Israel espera. Esta actitud se fundamenta en su fe: Dios
actúa en su historia. El es el Señor. Creer y esperar son aspectos
inseparables de la vida del creyente. Así lo vive el salmista: «Porque tú,
Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud»
(Sal 70, 5). Como el pueblo de Israel, todo cristiano es un hombre-vigía.
Vigilante, lo mismo que el almendro, anuncia la primavera del Reino de
Dios ya presente en su vida. Aquí radica su esperanza. En su fe vive la
gran novedad, la buena nueva, que Cristo proclama como una realidad
que ya está en marcha (cfr. Lc 17, 21), una realidad que ya permanece
operante en medio del mundo (1 Ts 2, 13) (29).
26. Ya y, sin embargo, todavía no
El Reino de Dios, ya presente, se identifica con la persona de Jesús.
Jesús, por medio de su Espíritu, manifiesta la acción amorosa del Padre
sobre nosotros y nuestra condición actual de hijos de Dios, si bien
todavía este misterio no se ha manifestado en su plenitud: «Ahora somos
hijos de Dios, dice San Juan, y aún no se ha manifestado lo que
seremos» (1 Jn 3, 2). En la vida del cristiano se mantiene así una
tensión: el cristiano en el mundo presente vive ya de la presencia y
fuerzas del Reino de Dios y, a la vez, aguarda aún y espera ese mismo
Reino en su plenitud para el mundo venidero (ver LG 48) (30).
27. Cristo vive
Dentro de esta tensión, el cristiano vive alerta y vigilante en el tiempo
presente y de cara al tiempo venidero, al último futuro. En el tiempo
presente, porque Cristo ha venido y está viniendo. Por su resurrección,
ha quedado constituido Señor: vive, está presente y actúa en el mundo
como el Señor. Ha sucedido ya el acontecimiento decisivo que suscita y
provoca nuestra vigilancia y fundamenta nuestra esperanza. Este es ya
el gran acontecimiento de la fe. Como dice San Pablo: «Examinaos a
vosotros mismos si estáis en la fe. Probaos a vosotros mismos. ¿No
reconocéis que Jesucristo está con vosotros?» (2 Co 13, 5). Realmente,
por la resurrección de Cristo «hemos llegado a la plenitud de los
tiempos» (1 Co 10,11) (31).
28. Cristo vendrá
El cristiano permanece vigilante también ante el futuro: Cristo vendrá.
Con su venida en majestad, el hombre (resurrección) y el mundo (nueva
creación) participará del triunfo de Cristo, efectuándose una última
discriminación de la cizaña y el trigo (juicio). Ante este gran día, es
preciso permanecer vigilantes. Se trata de tener la atenta vigilancia de
quien ama, de permanecer despiertos (Mc 13, 55), de tener ceñidos los
vestidos y encendidas las lámparas (Lc 12, 35), de estar revestidos con
el vestido de fiesta, dispuestos a entrar (Mt 22, 11). En realidad, lo que
nos separa de este día no es mucho: «Un poquito de tiempo todavía y el
que viene llegará sin retraso» (Hb 10, 37) (32).
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TEMA 68
OBJETIVO:
DESCUBRIR LA NECESIDAD Y EL VALOR DE LA ACTITUD
EVANGÉLICA DE LA VIGILANCIA
PLAN DE LA REUNIÓN
* Oración inicial: salmo compartido, desde la propia situación.
* Presentación del tema 68 en sus puntos clave.
* Diálogo: implicaciones diversas.
* Oración comunitaria: desde la propia situación, canción apropiada.
PISTA PARA LA REUNIÓN
PUNTOS CLAVE
* Vigilantes: ya está brotando.
* Israel, pueblo-vigía.
* Dios también vela.
* Vigilancia, esperanza y fe.
* Ya y, sin embargo, todavía no.
* Cristo viene.
* Cristo vendrá.