¡Oh abismo de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos! En efecto, ¿quién conoció el pensamiento de Señor? O ¿quién fue su consejero? O ¿quién le dio primero que tenga derecho a la recompensa? Porque de él, por él y para él son todas las cosas. ¡A él la gloria por los siglos! Amén" Rom 11,33-35
   
  AUTOCEFALIA UNIVERSAL Y APOSTOLICA EN EL ESPIRITU DE S. BENITO ABAD Y S. IGNACIO DE LOYOLA +JOSE FERNANDO MONTOYA
  TEMA21 EL MISTERIO DE DIOS
 

CATECUMENADO 21

EL MISTERIO DE DIOS:
DIOS ES AMOR Y AMOR ENTRE PERSONAS
LA SANTISIMA TRINIDAD

OBJETIVO CATEQUETICO
* Descubrir que Dios es amor y, por tanto, misterio de comunión
interpersonal.
* Descubrir que el amor hace que personas distintas sean una sola
cosa.

219. Un Dios vivo y amante
La Biblia no es un tratado científico sobre Dios. Presenta a Dios en
tanto que interviene en los acontecimientos humanos y naturales y habla
al hombre abriéndole su voluntad, su juicio, su gracia, su amor. Recoge,
de este modo, una profunda experiencia de Dios promovida en el hombre
por Dios mismo. Nos invita, pues, no sólo a hablar de Dios, sino, sobre
todo, a escucharle cuando habla y a responderle confesando su gloria y
acogiendo su acción. Todo el que escucha su palabra y se abre a su
voluntad divina, percibe y proclama la gloria de Dios.

220. Por los caminos del Dios viviente: "Hazme saber el camino a
seguir, porque hacia ti levanto mi alma" (Sal 142,
El gran misterio consiste en reconocer los caminos de Dios y seguirlos,
pero, como dice el libro de la Sabiduría, «pues, ¿qué hombre conoce el
designio de Dios? ¿Quién comprende lo que Dios quiere? Los
pensamientos de los mortales son mezquinos y nuestros razonamientos
son falibles; porque el cuerpo mortal es lastre del alma y la tienda
terrestre abruma la mente pensativa. Apenas adivinamos lo terrestre y
con trabajo encontramos lo que está a mano: pues, ¿quién rastreará las
cosas del cielo; ¿quién conocerá tu designio, si tú no le das la sabiduría
enviando tu santo espíritu desde el cielo? Sólo así fueron rectos los
caminos de los terrestres, los hombres aprendieron lo que te agrada y la
sabiduria los salvó" (/Sb/09/13-18).

221. Nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios
En efecto, Dios es el más profundo misterio. Los creyentes
anunciamos lo que ni el ojo vio ni el oído oyó: "Dios nos lo ha revelado
por el Espíritu. El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.
¿Quién conoce lo íntimo del hombre, sino el espíritu del hombre, que
está dentro de él? Pues lo mismo, lo íntimo de Dios lo conoce sólo el
Espíritu de Dios" (1 Co 2, 10-11).

222. El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob
No obstante, Dios ha decidido salir al encuentro del hombre. El Dios de
Abraham, de Isaac y de Jacob es un Dios vivo que interviene, actúa en la
historia humana y en la naturaleza y se da a conocer a los hombres
liberándolos de dioses y poderes que les asedian y esclavizan.

223. Reconocer los caminos de Yahvé, Señor de la historia:
"Yo estoy contigo" ESTAR-CON El Dios que sale al encuentro del
hombre es el Dios de Moisés. Moisés recibe de Dios una misión: liberar a
su pueblo del poderoso Faraón egipcio. Esto le parece disparatado,
imposible: "¿Quién soy yo para acudir al Faraón o para sacar a los
israelitas de Egipto?" (Ex 3, 11). "Yo estoy contigo" (Ex 3, 12), es la
repuesta de Dios. Moisés comienza la aventura del Exodo, fiándose de
esta palabra de Dios. Poco después, él y todo el pueblo experimentarán
que Dios cumple lo que anuncia, que Dios actúa en su historia, que Dios
está con ellos, que Dios les ama.
"Estar con" es la fórmula ordinaria de la Alianza. Amar a Dios es estar
con Dios. Amar al hermano es estar con el hermano. Dios está con
nosotros. Dios nos ama: "¿Puede una madre olvidarse de su criatura no
conmoverse del hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide, yo no
te olvidaré. Mira, en mis palmas te llevo tatuada (oh, Sión)"
(/Is/49/15-16).

224. Reconocer los caminos de Jesús, Señor de la historia: "Yo estoy
con vosotros"
Dios está con nosotros. Dios nos ama. El Dios de Abraham, Isaac,
Jacob, Moisés es el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo. De tal
manera amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito (Jn 3, 16).
Jesús es el Hijo Unigénito del Padre. Las confesiones de fe de la Iglesia
primitiva proclaman Señor a Jesús, como en la Antigua Alianza el mismo
Yahvé fue denominado Señor. Jesús también promete a los suyos su
asistencia eficaz en la tarea de comunicar el evangelio a los pueblos:
«Yo estoy con vosotros todos Los dias, hasta el fin deL mundo» (Mt 28,
20). Los apóstoles comienzan la aventura de la predicación, fiándose de
esta palabra de Jesús. En seguida reconocen que la palabra de Jesús se
cumple, que Jesús actúa en medio de ellos, que está con ellos, que
colabora con ellos (Mc 16, 20).

225. Jesús, Dios vivo, presente entre nosotros
Jesús es el Dios vivo que se hace presente entre nosotros. Su
presencia no es accesible a la carne (Mt 16, 17), ni reservada a un
pueblo (Col 3, 11), ni ligada a un lugar (Jn 4, 21): es el don del Espiritu
(Rm 5, 5; Jn 6, 63).

226. El Espíritu Santo estará con vosotros
El Espiritu es la gran promesa de Jesús a sus apóstoles: «Yo le pediré
al Padre que os dé otro Defensor que esté siempre con vosotros» (Jn 14,
16). Y también: «él dará testimonio de mí» (Jn 15, 26). El Espíritu estará
con ellos, como dijo Jesús (utilizando también aquíi la fórmula ordinaria
de la Alianza). Y no sólo el Espíritu, sino Jesús y el Padre, pues el día
que se cumpla esta palabra «entonces sabréis -dice Jesús- que yo estoy
con mi Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros» (Jn 14, 20).

227. El Espíritu Santo, don de Dios
Jesucristo resucitado, en unión con el Padre nos envía su Espiritu
Santo. El Espiritu nos hace verdaderos hijos de Dios. El Espiritu es el don
del Padre, de cuya vida El nos hace participes. Por la acción del Espiritu
somos capaces de transfigurar nuestras relaciones, de amarnos unos a
otros, de vivir como hijos de Dios (Ga 4, 6; Rm 8, 15-16.26). El
conocimiento de Dios, propio de los que han nacido de Dios, se relaciona
con la experiencia del amor fraterno: "todo el que ama, ha nacido de Dios
y conoce a Dios. Quien no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es
amor" (1 Jn 4, 7-S).

228. Dios es amor (Sal 103)
"Dios es amor. Estos dos nombres, Ser y Amor, expresan de manera
inefable la misma esencia divina de Aquél que se nos quiso manifestar a
Si mismo y que, habitando la luz inaccesible, está en sí mismo sobre todo
nombre y sobre todas las cosas e inteligencias creadas" (•Pablo-VI, CPD
9). Tal es el secreto... Tal es el secreto al que se tiene acceso sólo por
medio de Jesucristo (1 Jn 4, 8-16). En Jesucristo reconocemos el amor
que Dios nos tiene: "Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios
permanece en él y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que
Dios nos tiene, y hemos creido en El. Dios es amor y quien permanece
en el amor permanece en Dios y Dios en él" (1 Jn 4, 15-16). La fe en
Jesucristo y la caridad fraterna manifiestan que permanecemos en Dios y
Dios en nosotros.
229. Imagen de Dios: nuestra vida en este mundo imita lo que es Jesús
(cf. 1 Jn 4, 17). El misterio divino de amor interpersonal
El hombre ha sido hecho a imagen de Dios. El hombre es
eminentemente imagen de Dios cuando ama, pues Dios es amor.
Podemos amar nosotros, "porque El nos amó primero" (1 Jn 4, 19).
Ahora bien, el amor humano no es posible sino en relación a otros. Por
esto, podemos afirmar que cuando amamos a los demás reflejamos
hondamente este amor de Dios. Dios es amor y por consiguiente, amor
entre personas. El misterio de Dios no es un misterio de soledad, sino de
comunion de amor. En Dios, el que ama (el Padre), el amado (el Hijo) y el
don del amor (el Espiritu Santo) viven en comunión la misma insondable
riqueza divina.

230. Padre, Hijo y Espíritu Santo: el misterio de la unidad y Trinidad de
Dios
La distinción real de las Personas divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
no sólo no se opone a que Dios sea uno, sino que precisamente las tres
personas divinas son el Dios uno a causa de las relaciones y vínculos
mutuos que se dan entre ellas: «Los mutuos vínculos que constituyen a
las tres Personas desde toda la eternidad, cada una de las cuales es el
único y mismo Ser divino, son la vida íntima y dichosa del Dios santísimo,
la cual supera infinitamente todo aquello que nosotros podemos
entender según el modo humano» (Pablo-Vl, CPD 9); «en las tres
Personas divinas, que son eternas entre sí e iguales entre sí, la vida y
felicidad del Dios enteramente Uno..., se consuman de manera
máximamente excelente» {CPD 10).

232. La Santísima Trinidad en los símbolos de la Iglesia y la Liturgia
TRI/SIMBOLOS
La fe de la Iglesia expresada en los Símbolos, Reglas y Profesiones de
fe, está en continuidad con el contenido de la revelación bíblica sobre
este Misterio. La formulación teológica (expresada fundamentalmente en
los Credos o Símbolos) sobre la Trinidad de personas en Dios, ha ido
elaborándose a lo largo de los siglos con ayuda de conceptos filosóficos,
y ha sido defendida contra negaciones y falsas interpretaciones. Cuanto
más sutiles han sido éstas, más necesidad ha habido de afinar las
nociones empleadas para guardar siempre la fidelidad al misterio
revelado.
En el Credo de la Misa (Simbolo Nicenoconstantinopolitano) en que
coinciden todas las confesiones cristianas, confesamos:
Creo en un solo Dios Padre Todopoderoso... En un solo Señor,
Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos;
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre...
En el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y
del Híjo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria...

Una vía más catequéticamente apropiada es la de la liturgia que se
mantiene en mayor proximidad a las expresiones bíblicas del Misterio
trinitario: Al final de la plegaria eucarística se proclama: «Por Cristo, con
El y en El, a Ti Dios Padre Omnipotente en la unidad del Espiritu Santo,
todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. Amén.» La actitud
del hombre más apropiada para el acceso a este Misterio es la
adoración. En realidad, el Misterio de la Santísima Trinidad es el Misterio
de la Fe Cristiana visto desde su aspecto más divino. Por lo que si el
Misterio Cristiano es siempre insondable, el Misterio Trinitario es el
Misterio insondable por excelencia.

235. Que todos sean uno, para que el mundo crea
Dios es el único ser que no está dividido. Es puro don, es amor. Jesús
ora para que nosotros seamos también •"una sola cosa", reflejo de la
unidad trinitaria. Nuestra unidad será un testimonio que convenza al
mundo, radicalmente necesitado del don de la concordia pacífica: «Que
todos sean uno, como Tú, Padre, en mí y yo en Ti, que ellos también lo
sean en nosotros, para que el mundo crea que Tú me has enviado» (Jn
17, 21): Esta es la raíz de la unidad de la Iglesia: «Toda la Iglesia
aparece como una muchedumbre reunida por la unidad del Padre, y del
Hijo y del Espíritu Santo» (LG 4). Asi se expresa el Concilio Vaticano II,
citando a San Cipriano de Cartago. También el Concilio Vaticano II, al
tratar de la actividad misionera de la Iglesia, contempla toda la misión
eclesial como vocación entrañada en la naturaleza misma de la
comunidad de Cristo «porque (la Iglesia) tiene su origen en la misión del
Hijo y en la misión del Espiritu Santo, según el proyecto de Dios Padre"
(AG 2).

237. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
La misión evangelizadora de la Iglesia -y, por tanto, el proceso
catecumenal- culmina con la fe en el Padre y en el Hijo y en el Espíritu.
Todas las gentes serán bautizadas en esta fe, así como se les iniciará en
el resto del evangelio de Jesús. La Iglesia naciente recibe esta misión de
Jesús resucitado, constituido Señor del Cielo y de la Tierra: «Me ha sido
dado todo poder en el Cielo y en la Tierra. Id, pues, y haced discípulos a
todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los dias hasta el fin del mundo"
(Mt 28, 1 8-20).
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TEMA 21. EL MISTERIO INTERPERSONAL DE DIOS

1) La historia de la salvación tiene tres momentos culminantes
marcados por el "yo estoy con vosotros", del Dios de Israel, de Jesús de
Nazaret y del Espíritu. Comentar en grupo los pasajes biblicos
correspondientes: Ex 3, 7-15; Jn 14, 15-26; Mt 28, 16-20.

2) Comentar los nn. 228-235: el amor hace que personas distintas
sean una sola cosa.

3) El proceso catacumenal culmina con la fe en el Padre, en el Hijo y
en el Espíritu: ¿hemos llegado a vivir esta fe?

4) Dios no es un misterio de soledad, sino de comunión, de amor (1 Jn
4, 7-8): ¿nos reconocemos creados a imagen de Dios? Experiencias
concretas.
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TEMA 21

OBJETIVO:
DESCUBRIR QUE DIOS ES AMOR Y, POR TANTO, AMOR ENTRE
PERSONAS

PISTAS PARA LA REUNION
* Celebración de la palabra de Dios cumplida en el "Yo estoy con
vosotros".
- Del Padre.
- Del Hijo.
- Del Espiritu.

PLAN DE LA REUNION
* Oración inicial. Canto.
* Ex 3, 7-15 (silencio).
* Salmo 103.
* Jn 14, 15-26 (silencio).
* Canción a elegir.
* Mt 28, 16-20.
* Conversación (homilía): significado existencial.
* Oración comunitaria.

 
 
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"Así que, no se gloríe nadie en los hombres, pues todo es vuestro: ... el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro, todo es vuestro; y vosotros, de Cristo y Cristo de Dios" ICor 3, 21-23 Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
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