¡Oh abismo de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos! En efecto, ¿quién conoció el pensamiento de Señor? O ¿quién fue su consejero? O ¿quién le dio primero que tenga derecho a la recompensa? Porque de él, por él y para él son todas las cosas. ¡A él la gloria por los siglos! Amén" Rom 11,33-35
   
  AUTOCEFALIA UNIVERSAL Y APOSTOLICA EN EL ESPIRITU DE S. BENITO ABAD Y S. IGNACIO DE LOYOLA +JOSE FERNANDO MONTOYA
  TEMA27 DOMINIO DEL HOMBRE
 

CATECUMENADO 27

DOMINIO DEL HOMBRE SOBRE EL HOMBRE

OBJETIVO CATEQUETICO
* Descubrir que, por el pecado del hombre, la autoridad degenera en dominio del hombre sobre el hombre.

49. La autoridad como servicio, no como poder y mando en provecho propio
AUTORIDAD/SERVICIO: El pecado corrompe también el concepto y
ejercicio de la autoridad. Esta corrupción es de la mayor trascendencia
en el orden individual y colectivo (social, político y religioso). La Escritura
la denuncia, por ejemplo, en Sb 6, 1-6. Pero el trastorno de las
relaciones sociales por la perversión de la autoridad y el poder aparece
en toda su verdad, si lo apreciamos desde las exigencias del Evangelio.
El Evangelio de Jesús (/Mc/10/35-45) nos coloca en el corazón del
problema. El deseo de poder de los hijos del Zebedeo indigna al resto de
los apóstoles que, a su vez, mantienen la misma aspiración. Jesús,
llamándoles, les dice: «Sabéis que los que son tenidos como jefes de las
naciones las gobiernan como señores absolutos y los grandes las
oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el
que quiera llegar a ser grande entre vosotros será vuestro servidor y el
que quiera ser el primero entre vosotros será esclavo de todos, que
tampoco el Hijo del Hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar
su vida como rescate por muchos».
PODER/SERVICIO: Jesús señala la profunda contradicción existente
entre la actitud evangélica de servicio a los demás y una interpretación
de la autoridad como poder y mando en provecho propio. En nuestro
tiempo, la autoridad como servicio tiene en el orden social y político un
nombre: la participación (GS31) (69).

50. El creyente ante el abuso de autoridad y la idolatría del poder
político
La corrupción del poder culmina cuando éste se ejerce contra los
creyentes (los «santos»), los pobres de Yahvé (Jn 16, 2; Mt 10, 17 ss; Lc
6, 26). El capítulo 7 del libro de Daniel -esbozo de teología de la historia
aplicable a cualquier tiempo- pone de manifiesto la dura condición
histórica del creyente ante este forma de idolatría que hace del poder
una bestia. En este relato, las bestias (que simbolizan reyes, naciones,
imperios...) atacan a «los santos del Altísimo» (vv. 18-25); éstos resisten
en todo tiempo a la idolatría de la bestia, expresada incomparablemente
en Ap 13, 4: «¿Quién como la Bestia?». Pero, en tales circunstancias
surgirá siempre un enviado de Dios que asuma y encarne la función de
Miguel, que significa ¿Quién como Dios? Ambos gritos recorren la
historia de los hombres de un extremo a otro del tiempo (70).

51. La Bestia y el Hijo del Hombre, frente a frente: «¡No serviré!»
«¡Serviré!»
La Bestia no sirve a nadie. Encarna históricamente el grito satánico:
¡No serviré! Es la suprema manifestación de poder («señores
absolutos», Mc 10, 42), poder que termina oprimiendo al hombre,
particularmente a los débiles y pequeños. El Hijo del Hombre ha venido,
por lo contrario, a servir, y en este servicio al hombre que, en el fondo,
es amor, el hombre recupera su verdadero rostro. La paradoja
evangélica consiste en que el hombre se humaniza sirviendo, es decir,
amando. Y así cumple la voluntad de Dios, se diviniza (71).

52. Cristo, sirviendo, revela al rostro más perfecto de lo humano
En el mensaje simbólico del sueño de Daniel (cap. 7) las figuras del
anciano y del Hijo del Hombre (figuras humanas) aparecen como
contrapunto dialéctico de esas otras figuras no humanas o, mejor,
inhumanas, bestiales: sólo lo divino es profundamente humano y el
hombre, cuando se aparta de Dios, se degrada hasta la condición de
bestia. La expresión semita «Hijo del Hombre» equivale ordinariamente a
Hombre. Según ello, la definición propia del hombre no es la bestia, sino
el Hijo del Hombre. Cristo, de una forma inconcebible para el mundo
(¡sirviendo!), deja al descubierto el rostro más perfecto de lo humano:
«Cristo revela plenamente el hombre al hombre» (GS 22). Desde ahí
podemos rastrear lo hondo de la perversión en el modo de entender y
ejercer los hombres el poder y la autoridad (72).
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TEMA 27

OBJETIVO:
DESCUBRIR QUE, POR EL PECADO DEL HOMBRE,
LA AUTORIDAD DEGENERA EN DOMINIO DEL HOMBRE SOBRE EL
HOMBRE

PLAN DE LA REUNION
* Oración inicial.
* Presentación de Dn 7.
* Canción adecuada.
* Presentación de Mc 10,35-45.
* Comentario: ¿qué significa hoy?
* Oración comunitaria.

PISTA PARA LA REUNION
* Presentación (y lectura) de Dn 7 y Mc 10,35-45, destacando
la importancia y significado de los dos símbolos: la Bestia
y el Hijo del Hombre.

 
 
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"Así que, no se gloríe nadie en los hombres, pues todo es vuestro: ... el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro, todo es vuestro; y vosotros, de Cristo y Cristo de Dios" ICor 3, 21-23 Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
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