¡Oh abismo de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos! En efecto, ¿quién conoció el pensamiento de Señor? O ¿quién fue su consejero? O ¿quién le dio primero que tenga derecho a la recompensa? Porque de él, por él y para él son todas las cosas. ¡A él la gloria por los siglos! Amén" Rom 11,33-35
   
  AUTOCEFALIA UNIVERSAL Y APOSTOLICA EN EL ESPIRITU DE S. BENITO ABAD Y S. IGNACIO DE LOYOLA +JOSE FERNANDO MONTOYA
  TEMA66 NUESTRA FE CRISTIANA
 


CATECUMENADO 66


NUESTRA FE CRISTIANA
ANTE UN MUNDO EN GÉNESIS
CIENCIA Y FE

OBJETIVO CATEQUÉTICO
* Descubrir la visión cristiana de un mundo en Génesis y, además, la
relación existente entre ciencia y fe.

54. Historia de la vida e historia del hombre
La ciencia nos dice que a la historia del hombre antecede otra mucho
más larga: «la historia» de la vida. Naturalmente, la humanidad hubo de
comenzar un día con unos primeros hombres. Aunque la transición se
muestra como gradual ante una observación exterior, la hominización,
sin embargo, representa respecto del animal un modo de existir tan
radicalmente nueva, que tuvo que haber un momento determinado en
que ciertos seres vivos dejaron de ser algo y empezaron a ser alguien
(cfr. Pío Xll, Humani Generis, DS 3896). El instante de este comienzo ha
desaparecido para siempre en la oscuridad de los tiempos (60).

55. Una visión dinámica del mundo
A la historia del hombre y al dinamismo de la vida, precede la génesis
-la evolución- del cosmos. La ciencia moderna ha descubierto en el
acontecimiento evolutivo la ligazón física entre todos los vivientes y, por
extensión, entre todo lo real. Este es el denominador común en el que
coinciden todas las investigaciones e hipótesis en torno al
acontecimiento evolutivo. La evolución es una de las grandes
concepciones científicas que ha contribuido a la formación de una nueva
visión del mundo: una visión dinámica (61).

56. Una nueva situación de la cultura
El Concilio Vaticano II recoge la nueva situación de la cultura, creada
por el cambio profundo de las circunstancias de vida del hombre
moderno en el aspecto social y cultural. Se puede hablar incluso de una
nueva época de la historia humana. Tal situación ha sido preparada por
el ingente progreso de las ciencias naturales y de las humanas, incluidas
las sociales por el desarrollo de la técnica, y también por los avances en
el uso y recta organización de los medios que ponen al hombre en
comunicación con los demás. De aquí provienen ciertas características
de la cultura actual: las ciencias exactas cultivan al máximo el juicio
crítico, los más recientes estudios de la psicología explican con mayor
profundidad la actividad humana; las ciencias históricas contribuyen
mucho a que las cosas se vean bajo el aspecto de contabilidad y
evolución... (Cfr. GS 54) (62).

57. Dos órdenes de conocimiento: Fe y razón
En el diálogo de la fe con la ciencia, hemos de mantener un doble
principio: No buscar en la ciencia lo que sólo la fe nos puede dar y, a su
vez, no buscar en la fe lo que la ciencia nos puede ofrecer. El Vaticano II,
«recordando lo que enseñó el Concilio Vaticano I, declara que existen
dos órdenes de conocimiento distintos, el de la fe y el de la razón; y que
la Iglesia no prohíbe que las artes y las disciplinas humanas gocen de
sus propios principios y de su propio método..., cada una en su propio
campo; por lo cual, reconociendo esta justa libertad, la Iglesia afirma la
autonomía legítima de la cultura humana, y especialmente de las
ciencias» (GS 59; cfr. 36) (63).

58. La ciencia debe permanecer en su propio campo
Según esta autonomía metodológica, la ciencia debe permanecer en
su propio campo, sin rebasarlo, y reconocer, por tanto, sus límites. Ni la
naturaleza que muchos hombres contemporáneos creen dominar, ni la
ciencia en la que se apoyan como si fuese una religión o una filosofía,
son ni toda la naturaleza ni toda la ciencia. Lo que se entiende por
ciencia, con frecuencia, lleva al hombre de nuestro tiempo a reducciones
y empequeñecimientos de realidades que no pueden ser captadas por
los métodos del saber científico (64).

59. Como tal no puede oponerse a la fe
Por lo que a la cuestión evolutiva se refiere, el hecho científico, como
tal, no da amparo a ninguna filosofía. Es filosóficamente neutro.
Permaneciendo en su propio campo, no puede oponerse a la fe. No
sucede esto con las interpretaciones materialistas y panteístas que
históricamente han surgido en torno al descubrimiento de la evolución
(65).

60. La sabiduría humana, si desborda sus límites, se vuelve idolátrica

Cuando la sabiduría humana desborda sus límites, se vuelve
idolátrica, vana (Sb 13, 1; Rm 1, 21). Esto es lo que percibe y denuncia
el creyente israelita ante el influjo de la cultura griega, introducida en
Israel con la dinastía macedónica de los seléucidas, a la que pertenece
Antíoco Epífanes, el verdugo de los Macabeos (2 M 7). Los grandes
mentores de la sabiduría griega, seducidos por las maravillas de la
naturaleza, la adoraron en cada uno de sus principales elementos. Por
ello, dice el libro de la Sabiduría: «Sí, vanos por naturaleza todos los
hombres que ignoraron a Dios y no fueron capaces de reconocer por los
bienes visibles a Aquel-que-es, ni atendiendo a las obras, reconocieron
al Artífice, sino que al fuego, al viento, al aire sutil, a la bóveda
estrellada, al agua impetuosa o a las lumbreras del cielo, los
consideraron como dioses, señores del mundo» (/Sb/13/01-02) (66).

61. "... ¿cómo no llegaron primero a descubrir a su Señor?"
En nuestra época, con el avance extraordinario de la ciencia, no se
adorará al agua, por ejemplo, como elemento primordial y señor del
mundo, pero sí puede suceder que se adore, en su caso, a una primera
nebulosa de hidrógeno. La idolatría científica de nuestro tiempo aparece
en esta expresión de un materialista dialéctico: «El electrón es
inagotable; lo mismo que el átomo. La naturaleza es infinita y existe
infinitamente». El libro de la Sabiduría se hace una pregunta, que parece
particularmente dirigida a muchos de nuestros contemporáneos: ... «Si
llegaron a adquirir tanta ciencia que les capacitó para indagar el
universo, ¿cómo no llegaron primero a descubrir a su Señor?»
(/Sb/13/09) (67).

62. El universo tiene su propio himno al Creador
La creación es signo de grandeza y del amor de Dios. El universo tiene
su propio himno al Creador. Es preciso saber escucharlo. Los Concilios
Vaticanos I y II enseñan que el hombre «puede conocer ciertamente a
Dios, principio y fin de todas las cosas, con la razón natural, por medio
de las cosas creadas» y que, gracias a la revelación «todos los hombres,
en la condición presente de la humanidad, pueden conocer fácilmente,
con absoluta certeza y sin error, las realidades divinas, que en sí no son
inaccesibles a la razón humana» (DV 6, cfr DS 3004-3005) (68)
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TEMA 66-1

OBJETIVO:
INICIACIÓN EN LA VISIÓN CRISTIANA DEL MUNDO:
ANTE UN MUNDO EN GÉNESIS

PLAN DE LA REUNIÓN
* Información: personas, hechos, problemas...
* Lluvia de ideas: interrogantes del grupo en torno al hecho de la
evolución.
* Presentación del tema 66 en sus puntos clave.
* Diálogo.
* Oración comunitaria: desde la propia situación .

PISTA PARA LA REUNIÓN .
PUNTOS CLAVE
* Una visión dinámica del mundo.
* Dos órdenes de conocimiento: fe y razón.
* En su propio campo, la ciencia no se opone a la fe.
* Lectura de Sb 13,1-9 y Rm 1,18-23.
* Himno del universo: Sal 104 y 148.
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TEMA 66-2

OBJETIVO:
INICIACIÓN EN LA VISIÓN CRISTIANA DEL MUNDO:
ANTE UN MUNDO EN GÉNESIS

PLAN DE LA REUNIÓN
* Información: personas, hechos, problemas...
* Presentación del objetivo y plan de la reunión.
* Presentación del montaje audiovisual La Creación...
* Diálogo: nuestra reacción ante el montaje.
* Oración comunitaria: desde la propia situación

PISTA PARA LA REUNIÓN
* Presentación del montaje audiovisual titulado La Creación.
Posibilidad creadora del hombre, de I. AGUILAR (Ed. Dinama, Madrid,
1979): se centra en el esfuerzo del hombre como colaborador de Dios en
la creación (ver DEPARTAMENTO DE AUDIOVISUALES (SNC), Montajes
Audiovisuales. Fichas críticas, C-17)
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"Así que, no se gloríe nadie en los hombres, pues todo es vuestro: ... el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro, todo es vuestro; y vosotros, de Cristo y Cristo de Dios" ICor 3, 21-23 Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
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